La cocina romana dentro de la domus no tenía una ubicación definida. Poseía un status más bajo que el resto de la casa, ya que los cocineros solían ser esclavos.
Era una habitación pequeña, oscura y con escasa ventilación, relegada a algún ricón de la casa romana. No poseían chimeneas, por lo que el humo saldría a través de pequeñas ventanas.
La cocina propiamente dicha (fogón) estaba construida con material de albañileria, con un hueco abovedado en su parte inferior, donde se guardaba la leña. Sobre dicha construcción se encendía la lumbre, y se cocinaban los alimentos en cacerolas y ollas apoyadas sobre trípodes o parrillas.
Recreacion Infográfica: